20 marzo 2010

Solo con ellas.

Una de las cortinas comienza a arder y el sonido que provoca me paraliza,
cada hebra de hilo desbaratándose y los trozos más grandes cayendo al suelo,
lo escucho, lo siento, no es porque tenga algún súper poder es que es lo único que hay.
Nunca me había pasado y aún así no me molesta,
no me molesta ver mi ventana llena de ese fuego flexible,
no me molesta ver el reflejo de mis recuerdos ahí. Tampoco me molesta
que sea lo único que ilumina la habitación.
No tengo muchas ganas de moverme,
nunca me había sentido tan cómodo en mi cama...nunca.
Es todo un espectáculo con los actos perfectos: el calor creciendo cada vez
más, los trozos cayendo, el olor danzante, los colores ardientes destrozándolo
todo, la orquesta suave y dramática de todo el conjunto con la participación
estelar de mi soledad; y todo gracias al último cigarro de mi cajetilla,
a ese que no logre apagar bien.
Entre cada llama deslizándose sobre otras o entre las sombras de mis
deseos perdidos y entre los reflejos absurdos que forman imágenes de recuerdos,
uno por uno me hacen darme cuenta de todo, me gritan, me piden que los deje en paz y
me muestran la verdad: que en realidad no hay nada en ellos,
que están igual de vacios que yo, pero ellos quieren vivir así.
Son felices quemándose y se llenan de esa locura natural que los hace existir, se llenan de fuego.
Mientras estos disfrutan eso que me hace dudar más y más, sigo inmóvil
observándolo todo; un recuerdo olvida, otro perdona y se transforman solo en sueños.
El espectáculo es inmenso, no solo abarca la ventana, ahora ocupa la mitad
de la habitación y me cuesta más trabajo respirar.
Nadie me pide que salga de ahí
nadie ve lo que yo veo aquí.
Camino entre el humo perdiendome con el y una figura aparece frente a mí, la veo, es ella ,
estoy seguro que es ella, reconozco esos labios llenos de vida y a punto de reventar,
sé que es de ella esa mirada tibia; ella la única razón que me hacía salir
de este abandonado cuarto y está ahí parada en medio de todo,
me acerco y la abrazo,
pero lenta y cautelosa como siempre se desvanece , otra vez.
Entonces las llamas gigantes
presentes en ese momento se convulsionan al rededor de mi,
creo que las amo y me gustaría arder así, para no estar solo,
para vivir siempre con ellas.

4 comentarios:

  1. Uuuuh, Tanias, tu texto estuvo bien bueno, me gustó muchísimo, todo el escenario del cuarto y del fuego en la cortina, en la ventana. Creaste un atmosfera muy buena, y una historia simple pero llegadora.

    Bien hecho gay!

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  2. Una cancion de Ian Curtis????

    Sin Joy Division???

    Ya no entendi... pero se oye perrona

    Y el texto, ni se diga, una imagen hermosamente surrealista, las situaciones alrededor de un acobtecimiento tan simplón como lo es el incendio y el fuego en la cortina...

    Grandioso...

    :)

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  3. ohhh..
    muy bueno tanias.. con esa descripción de la habitación, las cortinas, hasta calor me dio...
    te hace introducirte en la situación.

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  4. La crónica abre con un ritmo tal que desde los primeros versos se definen los contrastes entre el vertiginoso incendio y la postura del personaje, sus pensamientos serenos, ésta contradicción se pone en primer plano para que el final -donde se descubre el personaje como un ser tocado por el dedo de la locura- termine de unir las piezas que faltaban...

    Me gustó mucho éste.-





    ~~~espiral de humo

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